No todo se resuelve agitando el fantasma de Cristina, el Gobierno debe ayudarse a sí mismo. |
El gobierno nacional adoptó un camino gradual para intentar acomodar los graves desequilibrios macroeconómicos que aún enfrenta el país. Si aún bajo un criterio general gradualista tuvimos un 2016 malo en lo económico, imagine Usted como habría sido bajo un esquema de shock.
Un programa gradual requiere sostener durante un tiempo prolongado tanto la credibilidad de quien lo implementa como la confianza de los ciudadanos. En rigor, lo primero es condición necesaria de lo segundo. Cuanta más credibilidad tenga un gobierno, en mejores condiciones estará de ganarse o sostener la confianza de los ciudadanos.
Sobre este punto quiero centrar el análisis. ¿Está perdiendo credibilidad el gobierno producto de ciertas inconsistencias o promesas incumplidas? Veamos un rápido repaso que por cierto no pretende ser extensivo.
En la reunión de Davos de 2016 el ex Ministro de Economía estimó la inflación anual en 25%, el por entonces recién electo Presidente lo corrigió y sostuvo que la inflación 2016 iba a ser menor que el 20%. La inflación 2016 fue, por lo menos, el doble.
Uno de los primeros mensajes del Presidente a los empresarios fue que nadie, por muy importante que fuera, estaría por encima de la ley. Casi en paralelo, el nuevo directorio de YPF decidió no cumplir con el fallo de la Corte Suprema para mostrar el acuerdo con Chevron. Sólo lo mostraron ante la imposición de una Cámara de Apelaciones. El gobierno afirmó con buen criterio que quien se "hiciera el vivo la iba a pasar mal". El ex CEO de YPF no solo se hizo el vivo, sino que intentó no obedecer a la Corte Suprema y entregó una empresa con serios problemas a tal punto que tiene limitada su capacidad de inversión por su alto endeudamiento, justo en el momento que el país necesita que se aumenten las inversiones. ¿Cuál fue el castigo? Un bono de 25 millones de pesos.
Cuando el actual oficialismo estaba en la oposición, estaba muy mal que un gobernador se fuera de vacaciones durante una inundación, ahora está perfecto que lo haga ante circunstancias similares.
Antes estaba muy mal que se usara la flota área presidencial para trasladar al hijo de la entonces Presidenta frente a un alegado problema de salud, ahora está bien que se use a la flota presidencial para traer a la primera dama de sus vacaciones en el exterior. Personalmente creo que no debe usarse la flota presidencial ni para llevar diarios al Calafate ni para llevar ni traer a nadie de Punta del Este, pero en cualquier caso la vara de comparación debe ser la misma.
El Presidente en campaña prometió que producto del shock de confianza que generaría su triunfo, del flujo de inversiones que ello atraería y de la inmediata y positiva reacción de la economía, ningún trabajador (fuera de los altos ingresos) pagaría el impuesto a las ganancias. Tiempo después el propio gobierno propuso una modificación que ampliaba la cantidad de trabajadores alcanzados por ganancias y tildó de irresponsables a quienes proponían hacer con ese impuesto algo bastante más tímido que las propuestas del gobierno en campaña.
Ahora el correo vuelve a poner al gobierno en una situación incómoda. El argumento oficial: "Queremos solucionar de la mejor manera posible algo que el gobierno anterior no quiso, no supo o no pudo solucionar" es parcialmente cierto. No cabe duda que la siesta revolucionaria del gobierno anterior en esta materia permitió la licuación de la deuda. Pero en un país mal acostumbrado a no evaluar los hechos, deberíamos tener en cuenta dos hechos innegables: el concesionario del correo dejó de pagarle al Estado cánones por un monto aproximado de 300 millones de dólares del 2001 y aun cuando pagara hoy la deuda concursal sin ninguna quita y en un solo pago pagaría 300 millones de pesos. ¿Es lo mismo 300 millones de dólares del 2001 que 300 millones de pesos del 2017?
Lamentablemente no hay un buen resultado posible para la actual administración, quien era accionista de la empresa que controlaba al concesionario que dejó de pagar el canon, es también el encargado de cerrar el tema con una quita que en cualquier escenario será muy alta. Esto le pega de lleno en la línea de flotación moral del gobierno. ¿Puede alguien que se benefició y se sigue beneficiando de las "viejas prácticas", instalar exitosamente una nueva cultura? ¿Desde qué lugar quien dejó de cumplir obligaciones con el Estado puede requerir que todos los ciudadanos lo hagan? No hagan lo que yo hice, hagan lo que yo necesito pareciera ser el mensaje del gobierno. Difícil que en estos términos perdure la confianza del ciudadano en su gobierno.
Los argentinos tenemos todavía por delante una ardua tarea. Equilibrar nuestra economía exigirá tomar medidas que en este contexto no resultarán simpáticas. Todos debiéramos apostar por el éxito del gobierno. Lamentablemente la historia económica mundial indica que cuando un país tiene serios desequilibrios y elige un programa gradual, si ese programa fracasa, a la vuelta de la esquina lo espera un shock más grande que el que inicialmente y con buen criterio se quiso evitar.
Para sostener su éxito, el gobierno debe ayudarse a sí mismo y dejar de apuntarse a los pies. No todo se resolverá agitando el fantasma de Cristina Kirchner, en algún momento, más temprano que tarde la sociedad exigirá que miremos hacia delante.
El gobierno no va a poder mostrar este año resultados extraordinarios en materia económica. El crecimiento que todos esperamos de la economía primero se reflejará en los "índices" pero muy lentamente en la calle. Si encima el gobierno pierde su "capital moral" frente a la sociedad puede complicarse innecesariamente.
En un país tan presidencialista como el nuestro Cambiemos seguirá teniendo la iniciativa política, pero si las energías las tiene que invertir en explicar errores propios y solo le queda como argumento que su predecesor era peor, no sólo se le pueden complicar las elecciones, se le puede complicar aún más el manejo de la economía, y ahí perdemos todos.
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Aumentos del 1000% en los servicios !
Como nunca se vio ni siquiera despues de la hiperinflacion de 1989 que ya parecieron una Locura!
Estos canallas del si pasa pasa , nos quieren meter en la cabeza que el mayor ajuste en la historia argentina fue gradualismo!
¿Puede alguien que se benefició de las viejas prácticas instalar con éxito una nueva cultura?