Mientras que Joe Biden y Donald Trump realizaban visitas simultáneas a la frontera sur, ejemplificando el duelo sobre la crisis migratoria transformado en tema electoral, en Nueva York se continúa haciendo frente a una crisis sin precedentes de alojamiento y alimentación de los migrantes llegados de Texas.

Se han enviado 37,900 migrantes a la ciudad de Nueva York desde agosto de 2022, hasta el 16 de febrero, según la oficina del gobernador Greg Abbott. Y desde que comenzó la ola migratoria hacia las ciudades santuario, Eric Adams ha insistido en la saturación del sistema que no puede hacer frente a la llegada de solicitantes de asilo. De esta forma, impuso límites en la estadía en albergues municipales, dando pie a improvisados albergues ilegales.

Los inspectores de prevención de incendios que revisaban un aviso sobre baterías de bicicletas eléctricas que representaban un peligro potencial, descubrieron a docenas de inmigrantes durmiendo en el sótano de una tienda de muebles del barrio de Queens. Al entrar para investigar el riesgo de incendio reportado, los inspectores se sorprendieron al encontrar a los inmigrantes en condiciones de hacinamiento.

Por una paliza contra policías en Nueva York, Adams queda expuesto ante la fuerza que sostiene su gobiernoEl Departamento de Edificios de la ciudad ordenó la desalojo del negocio Sarr's Wholesale Furniture debido a "severas condiciones de hacinamiento y peligrosas trampas contra incendios", según describió el portavoz David Maggiotto.

Un oficial en las afueras de Sarr's Wholesale Furniture en Queens

AP

Una investigación más exhaustiva reveló que 74 personas, la mayoría de Senegal, habían estado viviendo en el sótano dormían en turnos por la limitación de espacio. Los inmigrantes, todos hombres, comenzaron a refugiarse en el local cuando tuvieron que abandonar los albergues de la ciudad tras los 30 días de estadía que estableció la administración Adams, para poder permanecer en dependencias municipales.

Tras el hallazgo de Queens, el departamento de edificios de la ciudad (DOB por sus siglas en inglés) emitió otra orden de desalojo en la antigua tienda de teléfonos celulares del Bronx convertida en albergue debido a las "condiciones peligrosas que amenazan la vida, la falta deluz natural y ventilación y el hacinamiento severo". Decenas de maletas esperaban en la acera bajo la lluvia mientras los funcionarios del Departamento de Manejo de Emergencias de la ciudad acompañaban a los inmigrantes. Fuentes policiales dijeron que el hombre responsable de la conversión ilegal es la misma persona que amontonaba 40 camas en el sótano de Sarr's Wholesale Furniture en Queens, donde los inmigrantes senegaleses solían dormir por turnos. El empresario Ebou Sarr admitió que cobraba a cada hombre una "contribución" mensual de 300 dólares para vivir en su pequeño albergue. 

Los inspectores de prevención de incendios que revisaban un aviso sobre baterías de bicicletas eléctricas que representaban un peligro potencial, descubrieron a docenas de inmigrantes durmiendo en el sótano de una tienda de muebles del barrio de Queens en hacinamiento

LPO acudió a las tiendas del Bronx y Queens donde desalojaron inmigrantes, y pudo constatar que varios de los solicitantes de asilo que han tenido que abandonar los albergues improvisados esperaban otra realidad al llegar a Nueva York. El descontento se manifiesta en su mayoría, según ha recogido este medio, en la dificultad para encontrar trabajo y alojamiento y varios afirmaron que si hubieran sabido las condiciones en las que se iban a encontrar no hubieran venido.

Ante el giro de la administración Biden y el Congreso, proponiendo medidas que crearían una prohibición de asilo ordenada por el gobierno, asociaciones que trabajan en defensa de los inmigrantes como la New York Immigration Coalition (NYIC) le dijeron a LPO que "estas propuestas son tan extremas que incluso los funcionarios fronterizos reconocen que crearán más caos en la frontera sur sin abordar los problemas estructurales en cuestión". 

Murad Awawdeh, Director Ejecutivo de la Coalición de Inmigración de Nueva York, apuntó ante a este medio que "el alcalde Adams se está convirtiendo en el ejemplo de la vida real del niño que aulló al lobo". 

Cuartoscuro

"Después de pasar meses convirtiendo a los solicitantes de asilo en chivos expiatorios por lo que el alcalde describió como una crisis fiscal inminente que requería profundos recortes en los servicios sociales de la ciudad, ya ha tenido que retractarse de sus palabras y de sus recortes presupuestarios dos veces. La alcaldía no asume ninguna responsabilidad por la narrativa falsa que ha creado sobre los solicitantes de asilo. Para colmo de males, Adams también está tratando de interpretar estos recortes como resultado de su propia gestión fiscal", enfatizó Awawdeh.

El director ejecutivo agregó que "sería ridículo si no fuera por el daño causado por las reglas de 30 y 60 días para los neoyorquinos en refugios y la ronda adicional de recortes que se imponen a los solicitantes de asilo". "Al alcalde no le quedan excusas: las reglas de 30 y 60 días son obstáculos burocráticos arbitrarios diseñados para empujar a las calles a los recién llegados vulnerables y a sus familias y lo sucedido con el hacinamiento de personas en tiendas es un ejemplo de ello", remarcó.

Ante la preocupación generalizada por un problema que es la nueva realidad palpable en las calles de la gran manzana, Awawdeh sugiere que hay opciones para corregir el problema. Insistió a LPO que es cruel e innecesario lo que tienen que vivir estas personas, "especialmente cuando podemos sacarlas de los refugios utilizando vales de vivienda para estabilizar a las familias necesitadas, y al mismo tiempo ahorrarle a la ciudad $3.000 millones. Ahora bien, eso sería lo más prudente, si al alcalde realmente le importara ser financieramente responsable", advirtió. 

Los incidentes cada vez más frecuentes que implican a inmigrantes, tanto crímenes que han tenido enorme impacto mediático, como los desalojos recientes, ponen el énfasis del debate de inmigración y su impacto en las grandes ciudades de Estados Unidos, que a su vez debe parte de su crecimiento, precisamente, a los inmigrantes. En 2023, el 50% del crecimiento del mercado laboral fue resultado de los trabajadores que llegaron. Se proyecta que la economía crecerá $7 billones más durante la próxima década de lo que habría crecido sin nuevos inmigrantes, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.